Como siempre debió ser, la jornada del clásico del fútbol peruano se desarrolló sin sangre de por medio. Desde las 9:30 a.m. de ayer miles de barristas se prepararon para ir rumbo al Monumental de Ate a ver la final entre Universitario de Deportes y Alianza Lima. La labor policial destacó por su eficacia y la seguridad primó en el traslado y la ubicación de los fanáticos.
En el estadio aliancista (La Victoria) se reunieron miembros del Comando Sur y fueron llevados en nueve camiones al Monumental, con resguardo policial. Horas antes, 50 agentes de la policía montada habían llegado a caballo al recinto blanquiazul. En tanto, otros 50 fueron llevados con camiones al estadio crema. Cien equinos salieron del Potao (Rímac), pero regresaron 99: uno murió en el cruce de las avenidas La Molina y Javier Prado (La Molina), aparentemente de un infarto.
En el trayecto de ida, a la altura del trébol de Javier Prado, barristas de la “U” lanzaron piedras a los camiones que transportaban a los aliancistas, pero la rápida intervención policial evitó el descontrol. La prohibición de concentraciones de barristas cremas evitó más problemas.
Al igual que la llegada, la salida se dio sin problemas y con resguardo policial: los blanquiazules por Javier Prado y la Trinchera Norte por la Carretera Central.
8.600 policías se encargaron de la seguridad para el clásico.
7 requisitoriados fueron detenidos en la entrada al Monumental. Uno por homicidio.
ESTRICTA REVISIÓN
Filtro policial para ingresar al estadio resultó eficaz
Las medidas de seguridad para el ingreso al Estadio Monumental de Ate fueron ejecutadas con acierto por la policía. Se requisó banderolas no autorizadas, correas, botellas y objetos contundentes. Los asistentes que los efectivos notaban sospechosos o muy nerviosos fueron revisados con especial cuidado, además de ser sometidos a pruebas de alcoholemia. Si bien en Lima no hubo incidentes mayores, en Iquitos se reportaron peleas entre barristas en la Plaza 28 de Julio y en la avenida Grau.
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